Descripción
Recordar el jardín cerrado de la tradición mística nos ayuda a pensar un lugar para el encuentro, la oración y la meditación. Extendemos la arquitectura encintando este jardín interior en torno al cual se producen, a diferentes niveles, los espacios de relación y recorrido. Donde el programa no era suficiente para encerrar el jardín, lo hemos ampliado mediante una tapia de hormigón que recorre y encinta simbólicamente toda la planta baja del conjunto.
Dentro del espacio encintado la presencia de la capilla-oratorio, con la rotundidad algo distante de su volumetría en hormigón, destaca sobre el telón de fondo de las fachadas de ladrillo en forma de celosía. Frente al oratorio, el jardín cerrado tiene también su excepción, desaparece el muro que lo recluye para abrirse panorámicamente a la pradera y al paisaje.