La respuesta a estos condicionantes será relacionarse con el exterior desde una distancia prudencial, a través de elementos que protejan del ruido, filtren el aire exterior y tamicen la visión del entorno cercano para intensificar la relación con el paisaje lejano.
Por lo tanto las estancias no se abren directamente al exterior, se disponen alrededor de una galería que será un primer plano de descanso de las miradas, en el que los objetos – plantas, persianas – que la habiten dejarán en segundo término al paisaje exterior.
Con las ventanas de las estancias cerradas hacia la galería, el ruido exterior no estará presente, y por lo tanto la vida se podrá desarrollar de forma agradable.